Las proyecciones de crecimiento de la economía china para 2023 no son las óptimas. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que China cerrará el 2022 con un 3,3% de incremento y para el 2023 alcanzará apenas el 4,4%. La política de “cero COVID”, que implica nuevos confinamientos, es la principal causa de la ralentización de la economía china.
Frente a este panorama, ¿cuál es la estrategia que el gigante asiático ha empezado a delinear?, ¿qué conexiones comerciales ha expandido para recuperar terreno tras el COVID-19 y qué rumbo seguirá para reconfigurar su cadena y alcanzar un crecimiento de sus exportaciones e importaciones?
En el informe del FMI denominado “Perspectivas de la economía mundial” de octubre de 2022, se indica que, en el segundo trimestre de este año, el PIB real mundial se contrajo moderadamente (crecimiento de –0,1 punto porcentual a una tasa trimestral anualizada), registrándose un crecimiento negativo en China, Estados Unidos y Rusia, así como en otros países de Europa oriental.
Específicamente en China, los frecuentes confinamientos derivados de la política de “cero COVID” han pasado factura a su economía, en especial en el segundo trimestre de 2022. Otro factor que influye es el sector inmobiliario, el cual representa aproximadamente una quinta parte de la actividad económica del país chino y está debilitándose con rapidez, revela la investigación del FMI.
Ese organismo internacional advierte que de presentarse un resurgimiento del COVID-19 o nuevas alertas sanitarias a escala mundial podrían frenar aún más el crecimiento de China. Y si empeora la crisis del sector inmobiliario podría repercutir en el sector bancario interno y lastrar profundamente el crecimiento del país, con efectos transfronterizos negativos. Mientras que una fragmentación geopolítica podría obstaculizar los flujos comerciales y de capital.
En cuanto a la manufactura china, el FMI señala que la utilización de su capacidad manufacturera descendió a menos de 76% en el segundo trimestre, su nivel más bajo en cinco años, excepto durante la fase aguda de la pandemia.
Esta situación impacta en el entorno internacional, debido a que una menor demanda supone menos exportaciones para los proveedores extranjeros. Y las limitaciones de capacidad en producción y logística demoran el desbloqueo de las cadenas de suministro, manteniendo elevadas las presiones de oferta mundial y, por ende, la inflación.
Pese a este panorama económico, durante este año China emprendió varias acciones para reactivar y fortalecer su comercio exterior. Una de éstas fue abrir nuevas rutas de transporte de contenedores.
Según información oficial, el Nuevo Corredor de Comercio Internacional Terrestre-Marítimo —una vía de comercio y logística construida por regiones provinciales del oeste de China y Singapur— abrió 78 nuevas rutas de carga durante este 2022, las cuales incluyen aquellas que conectan varias provincias chinas con países como Laos, Vietnam y Myanmar.
Una de las provincias del este, Shandong, agregó una ruta de contenedores desde el Medio Oriente bajo la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que es la nueva Ruta de la Seda que China impulsa desde 2013.
Hasta noviembre de este año, Global Times reveló que China ya había abierto más de 100 nuevas rutas de transporte de contenedores que le han permitido reforzar su comercio exterior, reconfigurar su logística y dar estabilidad a las cadenas de suministro mundiales.
Ese medio informó que se hizo la apertura de la cuarta ruta entre el puerto de Dalian —en la provincia de Liaoning, en el noroeste de China— y los países de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) con un buque de carga que partió de Panjang, Indonesia, a Dalian con mil contenedores estándar.
Este enlace de envío permitirá impulsar las exportaciones de productos químicos y de maquinaria en el noreste de China y las importaciones de minerales y frutas tropicales.
De acuerdo con un reporte de la Organización Mundial de Comercio (OMC), el tráfico en los puertos chinos disminuyó en la primavera de 2022 debido a los confinamientos relacionados con la pandemia, pero volvió a recuperarse una vez que esas medidas se relajaron.
La disminución en China se vio compensada en parte por el aumento de la manipulación de contenedores en los puertos estadounidenses, que anteriormente habían experimentado niveles muy elevados de congestión.
Sin embargo, analistas de la OMC señalan que actualmente China sigue lidiando con brotes del COVID-19 y perturbaciones en la producción, sumadas a una débil demanda externa.
Pese a eso, con la apertura de las más de 100 rutas de contenedores se prevé que se incremente la confianza de los exportadores chinos en el crecimiento a largo plazo del comercio exterior del país. Autoridades de ese país pronostican que las importaciones y exportaciones del gigante asiático crecerán 6% en 2022 y alcanzarán un récord el próximo año.
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